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Según la ciencia, el 13 de noviembre de 2026 es el fin del mundo, pero no te preocupes… (mucho)

Según la ciencia, el 13 de noviembre de 2026 es el fin del mundo, pero no te preocupes… (mucho)

Según la ciencia, el 13 de noviembre de 2026 es el fin del mundo, pero no te preocupes… (mucho)

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¿Te imaginas despertarte un viernes 13, con tu café en la mano, y darte cuenta de que es el último día de la humanidad? Tranquilo, no es para tanto… o al menos eso dicen los científicos. Y es que, según un estudio publicado hace más de 60 años, el 13 de noviembre de 2026 marcará el fin del mundo tal y como lo conocemos. ¿Por qué? Pues nada de meteoritos gigantes ni invasiones alienígenas; el problema será que seremos tantos en el planeta, que la población humana prácticamente se saldrá de los márgenes de la Tierra. ¡Menudo atasco!

Mientras reflexionamos sobre este escenario apocalíptico, es un buen momento para pensar en cómo podemos prepararnos para el futuro, y no solo en el contexto de la población. Si estás desempleado o quieres mejorar tus habilidades, ¡tenemos algo para ti! Ofrecemos cursos gratuitos para desempleados que pueden ayudarte a reorientar tu carrera. Y si ya tienes un trabajo, también ofrecemos cursos gratuitos para trabajadores que te permitirán seguir creciendo profesionalmente. Además, nuestros cursos gratuitos online son perfectos para aprender a tu ritmo. Así que, mientras esperamos ese temido viernes 13, ¿por qué no aprovechar el tiempo para aprender algo nuevo y estar un poco más preparados para lo que venga?

Pero, antes de que empieces a cancelar tus planes a largo plazo, déjame explicarte de qué va todo esto. En 1960, un grupo de científicos muy listos (y probablemente muy aburridos) decidieron hacer un estudio para calcular el día exacto en el que la población humana sería tan grande que el mundo colapsaría. Y lo publicaron en la prestigiosa revista Science. ¿Te suena de algo? Si no, no te preocupes, porque este estudio ha pasado desapercibido durante décadas. Pero ahora, por algún motivo, ha salido a la luz y nos deja con esta fecha tan apocalíptica.

Y lo mejor de todo es que no será por culpa de una guerra nuclear, ni un virus letal, ni un meteorito que venga directo a arruinar nuestro fin de semana. ¡No! Según este estudio, el mundo se acabará por algo mucho más sencillo y cotidiano: el crecimiento descontrolado de la población. Vamos, que básicamente seremos tantos que no habrá recursos suficientes para todos. ¡Y aquí estamos nosotros, hablando sobre ello como si fuera un plan de fin de semana!

Pero calma, que aunque la ciencia sea seria, también podemos tomárnoslo con humor. Después de todo, si algo hemos aprendido de las predicciones del fin del mundo, es que muchas veces no se cumplen. ¿Te acuerdas de los mayas y su famoso 2012? Pues eso, que todavía estamos aquí. Así que mientras tanto, vamos a sumergirnos en los detalles de esta curiosa profecía científica, ¡y a ver si el 13 de noviembre de 2026 nos pilla preparados o con las maletas listas!

Heinz von Foerster: El tipo que predijo el fin del mundo desde los años 60

¿Quién es este señor y por qué decidió fastidiarnos el 13 de noviembre de 2026?

Heinz von Foerster no era un villano de película ni un adivino con una bola de cristal. Era un físico y filósofo austriaco, y, como muchos científicos de su tiempo, tenía una obsesión bastante curiosa: entender y predecir el futuro. No, no es que quisiera arruinarnos los planes para 2026; más bien estaba preocupado por el rápido crecimiento de la población y los efectos que esto tendría en el mundo. Imagina que estás en los años 60, en pleno baby boom, y empiezas a ver que el número de personas en el planeta crece sin freno. Pues eso le pasó a Heinz y decidió hacer algo al respecto: ¡ponerse a calcular cuándo llegaría el colapso!

Junto con sus colegas Patricia Mora y Lawrence Amiot, Heinz utilizó un montón de fórmulas matemáticas para predecir el día en que la población sería tan grande que simplemente no podríamos sostenernos. El resultado: 13 de noviembre de 2026. ¿Cómo llegaron a esa fecha? A través de un modelo matemático que proyectaba el crecimiento de la humanidad a lo largo de los siglos. Así que no, Heinz no era un aguafiestas, simplemente era un tipo curioso que veía los números subir y decidió adelantarse a los acontecimientos.

La revista «Science» y su revelación tardía: ¿por qué nadie habló de esto antes?

Te estarás preguntando, «si esto es tan importante, ¿cómo es que no he oído hablar de ello hasta ahora?» Bueno, la razón es que este estudio, aunque fue publicado en la prestigiosa revista Science en 1960, no recibió mucha atención en su momento. En aquella época, había tantas cosas pasando (piensa en la Guerra Fría, la carrera espacial, la invención del Twister…) que la gente no le prestó demasiada atención a un estudio que hablaba del fin del mundo… ¡en 2026! Eso sonaba demasiado lejano, ¿no?

Además, la predicción de Heinz y su equipo era bastante científica, con gráficos y fórmulas complejas que no eran precisamente «virales» en los años 60. Así que, entre que parecía algo lejano y que la gente estaba más interesada en no ser atacada por misiles nucleares, el estudio pasó un poco desapercibido. ¡Pero ahora, en plena era de la información y las redes sociales, todo esto ha vuelto a salir a la luz! Y claro, nos hemos quedado con cara de sorpresa, porque de repente esa fecha ya no parece tan lejana.

¿Por qué deberías recordar este nombre cada vez que pongas una alarma para 2026?

A partir de ahora, cada vez que pongas una alarma para una reunión importante o para acordarte de sacar la pizza del horno, es probable que el nombre de Heinz von Foerster te venga a la mente. ¿Por qué? Porque, aunque la predicción pueda parecer un poco exagerada (o incluso divertida), el estudio de Heinz nos recuerda algo crucial: los recursos del planeta son finitos, y si no gestionamos bien nuestro crecimiento y consumo, podríamos estar caminando hacia un futuro muy complicado. Así que, si bien puede que no tengamos que preocuparnos demasiado por el 13 de noviembre de 2026, tal vez deberíamos tomarnos en serio el mensaje detrás de los cálculos de Heinz.

¡Quién sabe! Quizás dentro de unos años, mientras ajustas tu despertador, te preguntes si Heinz tenía razón. Pero, por si acaso, mejor programar esa alarma con un margen de tiempo… ¡no vaya a ser que el mundo de verdad colapse ese día!

Población infinita y caos global: ¿Nos hemos pasado con los bebés?

La teoría de von Foerster: ¿cómo es eso de que seremos tantos que el mundo colapsará?

Imagina un autobús lleno de gente. No cabe ni un alfiler. Ahora, en lugar de un autobús, piensa en el planeta Tierra, y en vez de gente normal, imagina que somos tantos que no podemos ni movernos. Pues esa es la esencia de la teoría de Heinz von Foerster: si seguimos teniendo bebés al ritmo que lo hemos hecho en los últimos siglos, llegará un momento en que el mundo ya no tendrá espacio para más humanos. El colapso será inevitable.

Según von Foerster, en 1960 la población estaba creciendo a tal velocidad que, haciendo unos cálculos matemáticos, predijo que para el 13 de noviembre de 2026 alcanzaríamos lo que él llamaba «población infinita». Vale, suena exagerado, pero lo que realmente significa es que habrá tantas personas en el mundo que los recursos naturales no darán abasto. Comida, agua, espacio… todo estará bajo presión, y eso, mis amigos, es lo que causará el caos global.

«Infinito» suena muy bonito en matemáticas, pero ¿y si hablamos de humanos?

Cuando escuchamos la palabra «infinito», puede que pensemos en algo mágico, como estrellas infinitas en el cielo o un buffet libre que nunca se acaba. Pero si hablamos de personas, la cosa cambia. La teoría de von Foerster utiliza el concepto de «crecimiento exponencial», es decir, que la población no solo crece, sino que crece cada vez más rápido. Es como si los bebés de hoy ya estuvieran planeando tener más bebés mañana, y así sucesivamente.

Ahora, en matemáticas, el infinito puede ser fascinante, pero aplicado a los humanos, el resultado no es tan romántico. Imagina que el supermercado de tu barrio tiene que alimentar a un número infinito de personas… ¡sería un desastre! No habría comida para todos, los precios subirían, los recursos se agotarían, y entraríamos en un ciclo de escasez. Y este es justo el punto en el que von Foerster nos da un pequeño toque de atención: si no controlamos este crecimiento, la situación podría ser insostenible.

En el fin del mundo, ¿Por qué no habrá zombies ni meteoritos? La verdad es mucho más aburrida.

Si estás esperando un apocalipsis lleno de explosiones, zombies corriendo por las calles o un meteorito gigante viniendo a destruir la Tierra, lamentablemente, las predicciones de von Foerster no te van a gustar. Nada de eso va a pasar. Según su estudio, el «fin del mundo» no será espectacular. No habrá efectos especiales ni héroes salvando el día en el último momento.

Lo que predice es algo mucho más aburrido (pero también más realista): el colapso vendrá porque seremos demasiados y no habrá recursos suficientes para mantenernos a todos. Ni caminantes muertos, ni virus letales, ni invasiones alienígenas. Simplemente, nuestra propia voracidad poblacional nos pondrá contra las cuerdas. ¿El resultado? Hambrunas, crisis de agua, y un planeta que no podrá soportar el peso de tanta gente.

Así que, aunque no sea tan emocionante como una película de ciencia ficción, esta predicción es un recordatorio de que debemos cuidar nuestros recursos y encontrar maneras de vivir de forma más sostenible. Porque, aunque no haya zombies, el caos global que von Foerster vaticina no es algo que queramos experimentar. ¡Mejor prevenir que lamentar!

¿Qué ha pasado desde los 60? ¿Vamos a sobrevivir o ya es tarde?

¡Sorpresa! La población no ha crecido tanto como se pensaba

Resulta que los 60 no solo nos dejaron buena música y un estilo icónico, sino también predicciones un poco alarmantes sobre el futuro. Según el estudio de von Foerster, para 2026 deberíamos estar apretados como sardinas en este planeta. Sin embargo, ¡sorpresa! La población mundial no ha crecido tan descontroladamente como se pensaba. En lugar de dispararse al infinito, el crecimiento ha empezado a estabilizarse en muchas partes del mundo. ¿El motivo? Pues, parece que hemos decidido tener menos bebés de lo esperado.

En los últimos años, muchos países han visto cómo sus tasas de natalidad han disminuido. ¿Las razones? La gente está más centrada en estudiar, trabajar y, quién lo diría, en disfrutar de su vida digital. De repente, tener 8 hijos como en el pasado ya no está tan de moda, y los cambios sociales y económicos también han jugado un papel importante. Así que, aunque el panorama no sea tan apocalíptico como Heinz pensaba, todavía hay cosas por mejorar.

Menos bebés y más wifi: cómo los avances tecnológicos nos están salvando del fin del mundo (por ahora)

Si algo ha cambiado radicalmente desde los 60, es la tecnología. Hoy en día, todo parece estar a un clic de distancia, incluido el control del crecimiento poblacional. Los avances tecnológicos en medicina, planificación familiar, educación y hasta en nuestras redes sociales han influido en nuestras decisiones sobre tener hijos (o no tenerlos).

Además, la tecnología ha permitido que usemos mejor los recursos que tenemos. Ya no dependemos únicamente de lo que podemos cultivar o criar; ahora podemos crear alimentos en laboratorios, desalinizar agua y encontrar energías renovables. Todo esto ha ayudado a que el colapso que von Foerster predecía se vea, al menos de momento, algo más lejano.

Claro, esto no significa que tengamos carta blanca para seguir creciendo sin control, pero la tecnología nos ha dado un respiro. Menos bebés y más wifi han sido, en cierto modo, nuestra pequeña solución al gran problema.

¡Alerta spoiler! ¿Podemos reírnos un poco de esa fecha o tenemos que preocuparnos?

Vamos a ser sinceros, la fecha del 13 de noviembre de 2026 suena a un buen argumento para una película de ciencia ficción, pero no a algo de lo que tengamos que preocuparnos demasiado. Las predicciones de von Foerster, aunque basadas en matemáticas, no consideraron muchos de los factores que han cambiado nuestro mundo desde los 60.

Hoy en día, somos mucho más conscientes del impacto que tiene nuestro estilo de vida en el planeta. Las políticas de sostenibilidad, los cambios en los hábitos de consumo y la reducción del crecimiento poblacional nos han dado una oportunidad de cambiar el rumbo. Así que, sí, podemos reírnos un poco de la fecha. No vamos a desaparecer de golpe el 13 de noviembre de 2026, pero tampoco deberíamos tomar todo a la ligera.

El planeta aún enfrenta desafíos importantes como el cambio climático, la falta de recursos en algunas regiones y la necesidad de un desarrollo sostenible. Pero al menos, no estamos tan cerca del «fin del mundo» como temían en los años 60. Así que, no te preocupes demasiado, sigue cuidando el planeta, y si quieres, pon una alarma para el 13 de noviembre… pero solo para recordar que las predicciones también pueden fallar.

Nostradamus, los mayas y el club de los «fin del mundo» fallidos

Nostradamus, los mayas y el club de los fin del mundo fallidosNostradamus dijo 3797, los mayas apuntaban a 2012… ¿y ahora qué?

Si eres de los que estaba esperando que el 2012 fuera el fin de todo, ¡mala suerte! Aquí seguimos, y parece que vamos para largo. Los mayas, esos expertos en calendarios y en dejarnos a todos con los pelos de punta, predijeron que el mundo acabaría en 2012, y ya sabemos cómo terminó esa historia (spoiler: seguimos aquí).

Por otro lado, Nostradamus, el profeta favorito de muchos aficionados a lo misterioso, nos da un respiro hasta el año 3797. Este caballero, conocido por escribir predicciones bastante crípticas, señaló esta lejana fecha como el posible final de la humanidad. Así que si crees en él, aún tienes unos 1.700 años para ponerte al día con tu lista de cosas por hacer antes del apocalipsis.

¿Por qué siempre estamos buscando el fin del mundo?

La humanidad tiene una extraña fascinación por el fin del mundo. Desde las primeras civilizaciones, siempre ha habido alguien tratando de ponerle fecha a la extinción de nuestra especie. Tal vez sea porque el misterio del futuro nos inquieta, o porque, seamos sinceros, una buena historia de fin del mundo siempre vende. Películas, libros, memes… ¿quién no ha imaginado alguna vez cómo sería estar en el último día de la Tierra?

La realidad es que predecir el fin del mundo parece casi un deporte. Y aunque hasta ahora ninguna profecía ha acertado, seguimos buscando señales en las estrellas, en los números y en las palabras de los profetas. ¿Será porque nos gusta el drama o porque necesitamos darle un sentido a lo impredecible? Quizás un poco de ambas.

Profecías que fallaron, pero nos dejaron buenos memes

Cuando hablamos de fines del mundo fallidos, no podemos olvidar los memes que estos eventos nos han regalado. El 2012 fue un auténtico espectáculo, con predicciones que iban desde meteoritos hasta invasiones alienígenas. Aunque al final no pasó nada, lo que sí quedó para la posteridad fueron los memes sobre el «fin del mundo» que se compartieron por todas las redes sociales.

¿que mañana es el fin del mundo?Y no olvidemos otros momentos históricos, como el llamado «Y2K» en el año 2000, cuando todo el mundo temía que las computadoras dejaran de funcionar y provocaran el caos. ¿Qué pasó al final? Nada. Pero nos quedó la lección de que, a veces, nos tomamos las cosas demasiado en serio… y también un buen puñado de chistes y memes que, al menos, nos hicieron reír en medio del pánico.

Mañana no hay clases por el fin del mundoAsí que la próxima vez que alguien te diga que el mundo va a acabar en tal fecha, relájate. Tal vez sea solo otra oportunidad para disfrutar de buenos memes mientras esperamos a ver qué pasa. Y si el mundo no se acaba, al menos tendrás algo de qué reírte.

¿Es nuestra forma de vida un tren sin frenos hacia el fin del mundo?

Imagina que estás en un tren a toda velocidad, y la única dirección es hacia adelante. No hay frenos, solo un camino lleno de obstáculos y decisiones difíciles. Eso, amigos míos, es una buena metáfora de nuestra forma de vida actual. Vivimos en una sociedad que parece estar siempre acelerada, persiguiendo el siguiente logro, la siguiente moda o la próxima tecnología, sin detenerse a pensar en las consecuencias. Pero, ¿qué pasaría si de repente tuviéramos que frenar y reflexionar sobre el rumbo que estamos tomando?

Si no nos extinguimos en 2026, ¿cuál es nuestro siguiente problema?

Asumiendo que el 13 de noviembre de 2026 no será nuestro último día, tenemos que enfrentar una serie de problemas que nos acechan. Primero en la lista: el cambio climático. Sí, ese fenómeno que escuchamos en las noticias y que parece tan lejano, pero que en realidad está golpeando nuestras puertas. Las olas de calor, las tormentas más intensas y el aumento del nivel del mar son solo algunas de las manifestaciones de un planeta que se calienta como un horno. Si no empezamos a tomar medidas, podríamos estar en una situación en la que simplemente no haya vuelta atrás.

Cambio climático, escasez de recursos y otras «pequeñas» amenazas globales

Ahora hablemos de la escasez de recursos. Imagina que estás en una isla desierta y solo tienes una botella de agua. Si la bebes toda de una vez, te quedarás sin nada. Lo mismo está ocurriendo en el planeta: nuestros recursos naturales están disminuyendo a un ritmo alarmante. El agua dulce, el petróleo y otros recursos vitales se están agotando, y si seguimos a este ritmo, nuestras futuras generaciones podrían enfrentarse a una dura realidad. Entonces, ¿deberíamos empezar a preocuparnos más por el medio ambiente y menos por si la próxima serie de Netflix tiene buena crítica?

¿Deberíamos dejar de tener tantas cosas? (O al menos tantas cuentas de Netflix)

Y aquí es donde entra el dilema: vivimos en una cultura de consumo. Compramos, tiramos y volvemos a comprar. Cada uno de nosotros tiene al menos cinco cuentas de streaming, docenas de aplicaciones en el móvil y una gran cantidad de cosas que probablemente no necesitamos. Pero, ¿realmente necesitamos todo eso? ¿Cuántas de esas cosas nos aportan felicidad genuina? Tal vez deberíamos replantearnos nuestras prioridades y preguntarnos si podemos simplificar nuestra vida. ¿Realmente necesitamos ese último modelo de teléfono cuando el que tenemos aún funciona? ¿No sería más sabio invertir en experiencias en lugar de cosas?

En resumen, aunque el 13 de noviembre de 2026 pueda parecer una fecha apocalíptica, lo cierto es que el verdadero reto está en cómo elegimos vivir antes y después de esa fecha. No podemos dejar que nuestro tren siga sin frenos; es momento de hacer un alto en el camino, mirar a nuestro alrededor y decidir si es posible cambiar de dirección antes de que sea demasiado tarde.

Pero, ¿de verdad va a pasar algo en noviembre de 2026?

La predicción del fin del mundo para el 13 de noviembre de 2026 puede sonar a chiste de mal gusto, pero detrás de cada afirmación apocalíptica hay un trasfondo que vale la pena explorar. Hablemos de la ciencia y los números que sustentan estas afirmaciones, así como de las preguntas que surgen al respecto.

Análisis de la predicción: ciencia, números y muchas preguntas sin respuesta

Las predicciones sobre el fin del mundo suelen basarse en modelos matemáticos y estadísticas que pueden ser interpretadas de múltiples maneras. Un ejemplo es la teoría de la población de Heinz von Foerster, que sugiere que si seguimos reproduciéndonos al ritmo actual, eventualmente alcanzaremos un punto de saturación. Pero, ¿qué significa eso en la práctica? ¿Realmente se detendrán las reproducciones de la noche a la mañana? La respuesta es no. Las proyecciones demográficas son complejas y pueden cambiar con factores como políticas públicas, educación y avances tecnológicos.

¿Estamos a tiempo de cambiar algo o ya es tarde? Un poco de esperanza nunca viene mal

A pesar del pesimismo que puede surgir al leer sobre el colapso poblacional y el cambio climático, hay razones para ser optimistas. La historia nos ha mostrado que la humanidad tiene una increíble capacidad para adaptarse y superar crisis. Programas de educación, campañas de concienciación sobre el medio ambiente y cambios en nuestras políticas pueden ayudar a mitigar estos problemas. Entonces, sí, estamos a tiempo de cambiar las cosas. A menudo, el simple hecho de ser conscientes de estos desafíos ya es un gran paso hacia adelante.

El papel de la tecnología: ¿puede salvarnos de un colapso poblacional?

La tecnología tiene un papel fundamental en nuestra capacidad para enfrentar los desafíos futuros. Desde la inteligencia artificial que optimiza recursos hasta las innovaciones en energías renovables, la ciencia puede ser nuestra aliada en este viaje. Por ejemplo, los avances en agricultura vertical y biotecnología pueden ayudarnos a alimentar a una población creciente sin agotar nuestros recursos naturales. Sin embargo, también debemos tener cuidado de no caer en la trampa de pensar que la tecnología puede solucionar todos nuestros problemas por sí sola; la cooperación global y un cambio en nuestra mentalidad son igualmente importantes.

A través de la ciencia, el diálogo y la innovación, tenemos el poder de dar forma a nuestro futuro y enfrentar los desafíos que se nos presentan. Después de todo, como dice el refrán: “el futuro es lo que hacemos de él”. Así que, ¿qué vamos a hacer con él?

Conclusión: Si el fin del mundo es en 2026, ¿a dónde nos vamos de vacaciones?

Así que aquí estamos, frente a la gran pregunta: si realmente nos queda poco tiempo antes del 13 de noviembre de 2026, ¿por qué no aprovecharlo al máximo? ¿Dónde sería el destino perfecto para disfrutar de unas vacaciones apocalípticas? Desde playas paradisíacas hasta montañas nevadas, la elección es infinita. Pero, claro, sería un poco irónico que eligiéramos un destino en el que pasamos más tiempo preocupados por el fin del mundo que disfrutando del presente.

Recapitulación: si todo acaba, ¿qué deberíamos hacer antes?

Si de verdad estamos ante el fin de los tiempos, la lista de cosas que deberíamos hacer sería bastante divertida. ¿Tener una última cena con nuestros amigos? ¿Viajar a esos lugares que siempre pospusimos? ¿O quizás una maratón de nuestras series favoritas, pero esta vez sin interrupciones? La idea es dejar de lado las preocupaciones y disfrutar del momento, como si cada día fuera una celebración. ¡Y no olvidemos hacer una última foto para Instagram!

Ciencia, responsabilidad y un toque de optimismo para enfrentar el futuro

Pero más allá de la broma, hay un mensaje serio en todo esto. La ciencia nos advierte, y es nuestra responsabilidad tomar en serio esas advertencias. Cada pequeño cambio que hacemos en nuestra vida diaria, desde reducir el consumo de plástico hasta promover la sostenibilidad, puede tener un impacto. Así que, aunque estemos hablando de un posible apocalipsis, nunca debemos perder la esperanza. Hay muchas razones para ser optimistas y trabajar por un futuro mejor, incluso si ese futuro es un 14 de noviembre de 2026.

¡Nos vemos el 14 de noviembre de 2026… o tal vez no!

Independientemente de lo que suceda el 13 de noviembre de 2026, lo que realmente importa es cómo elegimos vivir cada día hasta entonces. Así que, ya sea que decidas irte de vacaciones, pasar tiempo con tus seres queridos o simplemente reírte de las absurdidades del mundo, hazlo con alegría y un espíritu aventurero. Después de todo, el verdadero fin del mundo sería vivir sin disfrutar de lo que tenemos. ¡Hasta la próxima aventura, ya sea en este mundo o en el siguiente!¡Nos vemos el 14 de noviembre de 2026… o tal vez no!

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