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El arte y la ciencia de la discusión. Estrategias infalibles para convencer

El arte y la ciencia de la discusión. Estrategias infalibles para convencer

El arte y la ciencia de la discusión. Estrategias infalibles para convencer

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Todos nos encontramos en situaciones en las que tenemos puntos de vista diferentes y eso nos lleva a debatir. ¡Y eso está bien! La discrepancia es algo normal, pero el verdadero problema está en cómo lo hacemos. ¡Ahí es donde entra en juego el arte y la ciencia de la discusión adecuadamente!

Imagina este escenario: estás en una reunión con tus compañeros de trabajo y surgen diferencias de opinión. ¿Cómo te enfrentas a ello? ¿Eres de los que atacan sin piedad al otro, o prefieres buscar argumentos sólidos para respaldar tu punto de vista? La eficacia de tus palabras dependerá del nivel en el que te muevas en tus discusiones, ya sean personales o profesionales. Y hoy, querido lector, vamos a desmenuzar esos niveles para que descubras cuál es tu forma de discutir en el trabajo.

Para lograrlo una de las mejores formas es aprender tecnicas que nos permitan tener discusiones constructivas , para ello desde impulso 06 te animamos a que realices con nosotros los cursos gratis de Escucha activa, Empatia y Asertividad y el curso gratis de Gestión de las emociones con los que lo conseguiras.

Pero antes de sumergirnos en esta emocionante aventura discursiva, quiero presentarte a nuestro guía en este viaje: Paul Graham. Sí, sí, ese programador informático y ensayista que en 2008 publicó la jerarquía de las discrepancias. ¡Su trabajo es una joyita que nos ayudará a entender cómo mejorar nuestras discusiones! Así que, prepárate para descubrir los siete niveles de discusión y cómo evitar caer en el drama y el caos.

No te preocupes, no necesitarás un doctorado en filosofía para entenderlo. Vamos a hacer un recorrido por cada nivel, te lo explicaré con ejemplos sencillos y situaciones cotidianas para que te identifiques. Y te advierto, esto no solo te servirá en el trabajo, sino también en la vida misma. ¡Ponte el cinturón de seguridad, que estamos a punto de despegar hacia un mundo lleno de debates y soluciones comunes!

Los niveles de discusión según Paul Graham

¿Quién es este hombre?

Un programador informático y ensayista que en 2008 nos regaló la jerarquía de las discrepancias. ¡Vamos a desvelar los secretos de cómo discutir como auténticos profesionales!

discusión: Refutar el punto central

Imagina esta escena: estás en una reunión de trabajo y alguien plantea una opinión con la que no estás de acuerdo. ¡No te preocupes, aquí es donde entras tú para brillar como una estrella! En lugar de atacar a la persona, su tono o desviar la conversación hacia temas secundarios, te centras en el meollo del asunto, en el punto central de la discusión.

¡La clave está en los razonamientos sólidos! No te limites a decir «No estoy de acuerdo», eso sería demasiado aburrido y poco convincente. En cambio, da un paso más y presenta argumentos contundentes que respalden tu posición. Por ejemplo, si alguien te critica por un supuesto bajo desempeño en el trabajo, tú podrías responder con un golpe maestro: «No estoy de acuerdo con eso, ¡he conseguido los indicadores que establecimos a principio de año!». ¡Zas! Ahí es donde marcas la diferencia.

La magia de refutar el punto central está en ir directo al grano, sin andarse con rodeos ni distracciones. No te dejes llevar por las ramas, mantén el enfoque en la cuestión principal y demuestra con argumentos sólidos por qué la otra persona está equivocada.

discusión: Refutación

Imagínate en una acalorada discusión con tu compañero de trabajo. Él te critica por llegar tarde todos los días, y tú sabes que eso no es cierto. ¡Es el momento perfecto para utilizar la refutación a tu favor! Pero, ¿en qué consiste exactamente?

La refutación es como un golpe doble. No solo demuestras que no estás de acuerdo con el argumento del otro, sino que además presentas tus propios argumentos en contra. ¡Es como tener una carta bajo la manga!

Aquí viene la clave: en lugar de caer en la trampa, de responder simplemente “No estoy de acuerdo”, agrega más leña al fuego con un argumento contundente. Por ejemplo, le dices a tu colega: «No estoy de acuerdo con eso de llegar tarde todos los días. ¡Ayer y hoy fui puntual como un reloj suizo!». ¡Bam! Ahora estás defendiendo tu puntualidad y dejando claro que no te puedes quedar sin respuesta.

Pero recuerda, no te quedes solo en el argumento principal. Es importante que vayas al meollo del asunto y abordes el problema de fondo. Tal vez haya otras razones detrás de tu supuesta falta de puntualidad, y es ahí donde puedes hacer brillar tu habilidad de refutación.

La refutación es como una coreografía de palabras. Bailas al ritmo de la discusión, contraatacas con argumentos sólidos y demuestras que tienes el control de la situación. Es una forma poderosa de defender tu postura y hacer que los demás te escuchen.

Pero ¡ojo!, no caigas en la tentación de desviarte del tema principal. Mantén el foco en los argumentos y evita perder tiempo en distracciones innecesarias. Recuerda que la refutación es tu arma secreta, ¡úsala con sabiduría!

discusión: Contrargumento

Imagina esta escena: estás en una reunión de trabajo y tu compañero plantea una idea con la que no estás de acuerdo. ¡No te preocupes, es hora de sacar tus mejores armas! El contrargumento es tu superpoder secreto para añadir aún más peso a tu posición.

La clave del contraargumento es presentar evidencia adicional, pero aquí viene lo divertido: ¡puedes apoyarte en fuentes externas! Sí, sí, como un auténtico investigador, puedes citar a expertos, mencionar estudios o incluso hacer referencia a esas palabras sabias de Séneca. ¡El cielo es el límite!

Por ejemplo, si tu colega plantea una idea que no te convence, puedes responder con un contrargumento contundente: «No estoy de acuerdo contigo porque, como dijo Séneca, ‘la paciencia es una virtud que debemos cultivar en el trabajo'». ¡Eso es todo, amigo! Estás dando un paso más allá de la simple refutación, estás agregando un toque de elegancia y persuasión a tu argumento.

Pero recuerda, el contrargumento no es solo repetir lo que otros han dicho. Debes ser capaz de elaborar tu propia opinión sobre el tema y presentarla de manera clara y convincente. Añade tu toque personal, muestra tu perspicacia y demuestra que tienes una mente brillante capaz de analizar diferentes perspectivas.

Sin embargo, ten cuidado de no caer en el nivel anterior de contradicción, donde las generalizaciones y los datos sin respaldo abundan. Recuerda que tu objetivo es ser convincente y persuasivo, no simplemente lanzar afirmaciones sin fundamentos sólidos.

discusión: Contradicción

Imagina esta situación: estás debatiendo con tu colega sobre un tema candente en el trabajo. Él lanza una afirmación general como «todo el mundo sabe que esto se hace así». ¡Pero tú no te quedas atrás! Es hora de contrarrestar esa contradicción con tu ingenio.

La contradicción es como un juego de equilibrio. Debes abordar el contenido del argumento, pero ten cuidado, no caigas en la tentación de generalizar sin fundamentos sólidos. No seas el rey o la reina del “siempre” o “nunca”. ¡Eso no te llevará muy lejos en el arte de la discusión!

Por ejemplo, si tu compañero dice: “Siempre llegas tarde”, puedes responder con una contradicción astuta: “¡Esas palabras son tan exageradas como afirmar que siempre ganas en los concursos de karaoke de la oficina!”. ¡Zas! Estás contrarrestando la afirmación exagerada con un toque de humor y lógica.

Recuerda que en la contradicción debes ser cauteloso con los datos poco fundamentados. No te lances a hacer afirmaciones sin evidencia sólida. Utiliza tu sentido común y, si es necesario, agrega un poco de sarcasmo o humor para hacer que tu argumento brille.

Pero, ¡cuidado! No te olvides del objetivo principal de la discusión: encontrar una solución usual. Asegúrate de mantener el enfoque en el tema en cuestión y no dejarte llevar por divagaciones innecesarias. La contradicción es solo una herramienta en tu cinturón de habilidades, no la única estrategia.

Respondiendo al tono

Imagínate esta situación: estás debatiendo con alguien y de repente su tono se vuelve arrogante o despectivo. ¡No te preocupes! Tienes una herramienta especial en tu arsenal para enfrentar esta situación incómoda. Es hora de responder al tono con una elegancia asertiva.

Responder al tono es como ser un ninja de la diplomacia. Puedes descartar el argumento por la forma en que se ha expresado sin perder de vista el trasfondo del asunto. No te enfoques únicamente en cómo suena la persona, sino en el fondo de su argumento.

Por ejemplo, si alguien te dice de manera arrogante: «Es imposible estar de acuerdo con lo arrogante que has sido», puedes responder con una actitud asertiva y un toque de humor: «¡Vaya, parece que hemos tenido un choque de arrogancias! Volvamos al tema y encontremos una solución juntos».

Recuerda que el tono puede ser subjetivo y difícil de medir. Al responder, mantén la calma y evita caer en provocaciones. No te dejes llevar por la emoción del momento, mantén tu enfoque en la discusión constructiva y busca la manera de llegar a un acuerdo.

Sin embargo, ten en cuenta que responder al tono no es la solución final. Asegúrate de abordar también el trasfondo del argumento y mantener una actitud respetuosa hacia la otra persona. Recuerda que el objetivo es encontrar una solución común, no ganar una batalla de egos.

Ad Hominem o contra la persona

Prepárate para enfrentar argumentos débiles y etiquetas prejuiciosas con tu astucia y sentido común.

Imagínate esta situación: estás debatiendo con alguien y, en lugar de responder a tu argumento, ataca tu personalidad o tus características. ¡No te preocupes! Tienes las herramientas para contrarrestar este tipo de estrategia tan baja como una serpiente de tierra. Es hora de mostrar tu maestría en la discusión y mantener el enfoque en el tema en cuestión.

El Ad Hominem es como un tiro por la culata. Tu oponente intenta desacreditar tu argumento basándose en quién eres en lugar de lo que dices. Pero tú, intrépido defensor de la lógica, no te dejas engañar. Respondes con inteligencia y demostrando que el argumento es lo único que importa.

Por ejemplo, si alguien dice: «Por supuesto que dirías eso, eres [inserta etiqueta aquí]». Puedes responder con una dosis de ingenio y sarcasmo: «¡Ah, claro! Por supuesto, mi [inserta etiqueta aquí] me da poderes mágicos para argumentar. Pero volviendo al tema, creo que deberíamos analizar los hechos y encontrar una solución».

Recuerda que el Ad Hominem es una táctica desesperada. No te lo tomes como algo personal. Mantén la calma y muestra tu habilidad para abordar el fondo del asunto. No te desvíes del objetivo principal: encontrar una solución común.

Insulto

repárate para enfrentar los ataques más feroces y desagradables con tu ingenio y una sonrisa en la cara.

Imagínate esta situación: estás en medio de una discusión acalorada y de repente, tu oponente saca su arsenal de insultos y comentarios despectivos. ¡No te preocupes! Tú tienes la capacidad de manejarlo con estilo y sin perder la compostura. Es hora de mostrar tu poder en la batalla verbal.

El insulto es como un arma sin filo. Tu oponente puede pensar que está siendo inteligente, pero en realidad está mostrando su falta de argumentos sólidos. Tú, audaz defensor de la civilidad, tienes la oportunidad de responder de manera inteligente y mantener la discusión en un terreno constructivo.

Por ejemplo, si alguien te lanza un insulto como «¡Menuda idiotez!», en lugar de perder los estribos, puedes responder con una dosis de sarcasmo y humor: «¡Wow, tienes un doctorado en insultos! ¿O solo es tu forma peculiar de comunicarte? De todas formas, volvamos al tema en cuestión y busquemos una solución juntos».

Recuerda que los insultos son como balas de fogueo: ruidosos pero ineficaces. No te dejes llevar por la rabia y no caigas en su juego. Mantén la calma y muestra tu habilidad para responder de manera asertiva.

Sin embargo, ten en cuenta que el insulto no es la respuesta adecuada. Tu objetivo sigue siendo encontrar una solución común y construir un diálogo respetuoso. No te enganches en una guerra de palabras vacías, demuestra tu inteligencia y superioridad moral.

Cómo mejorar una discusión

Porque sí, amigos, ¡se puede discutir de forma respetuosa y productiva! Aquí te traigo algunos consejos prácticos y divertidos para convertirte en un maestro de las discusiones con estilo.

La importancia de la empatía

Así que prepárate para aprender cómo ser un maestro de la empatía y llevar tus debates al siguiente nivel.

Ponte en los zapatos del otro

¿Recuerdas cuando eras niño y jugabas a intercambiar zapatos con tus amigos? Bueno, en las discusiones también puedes hacerlo. Trata de entender el punto de vista de la otra persona, aunque no estés de acuerdo. Imagina cómo se siente y por qué piensa de esa manera. ¡La empatía te abrirá puertas que ni siquiera sabías que existían!

Escucha con el corazón (y con los oídos)

No, no estoy hablando de escuchar con tus oídos de cera, sino de escuchar de verdad. Presta atención a lo que la otra persona está diciendo, sin interrumpir ni planear tu próxima respuesta. A veces, todo lo que alguien necesita es ser escuchado y comprendido. Así que pon en práctica tus mejores habilidades de escucha y demuéstrales que te importa lo que tienen que decir.

Evita los juicios rápidos

Todos tenemos la tendencia de juzgar rápidamente a los demás, ¡pero hoy vamos a romper con eso! En lugar de emitir juicios sin piedad, mantén una mente abierta y dispuesta a entender los motivos detrás de las opiniones de la otra persona. Recuerda, nadie tiene la verdad absoluta, ¡así que dejemos de ser jueces y comencemos a ser comprensivos!

Controla tus emociones

En las discusiones acaloradas, es fácil dejarse llevar por la rabia y el enojo. Pero aquí viene el truco: controla tus emociones. Respira profundamente, cuenta hasta diez o incluso haz una mueca graciosa. Recuerda que no se trata de ganar la batalla de las emociones, sino de mantener la calma y el respeto mutuo.

Valora las diferencias

La diversidad es el condimento que le da sabor a nuestras discusiones. Aprecia las diferencias de opinión y enriquece tu perspectiva. No todos tenemos que pensar igual, ¡eso sería muy aburrido! Acepta que cada uno tiene su propia historia, experiencias y conocimientos. ¡Celebremos las diferencias y aprendamos unos de otros!

Busca puntos en común

Aunque parezca imposible, ¡siempre hay algo en común! Busca esos puntos en los que coinciden tus opiniones y los de la otra persona. Establecer un terreno común nos acerca y nos ayuda a construir soluciones juntos. No se trata de ganar o perder, sino de encontrar un equilibrio donde todos podamos salir ganando.

Termina con un toque de amabilidad

Después de una discusión apasionada, es importante recordar que somos seres humanos y que todos cometemos errores. Termina con un gesto amable, un apretón de manos virtual o incluso un meme divertido…

La asertividad como herramienta constructiva

Prepárate para convertirte en un maestro de la asertividad y llevar tus discusiones al siguiente nivel.

Habla sin miedo

La asertividad es como una capa de superhéroe que te da el poder de hablar sin miedo. No te preocupes por lo que los demás piensen de ti, sé valiente y expresa tus ideas con confianza. Recuerda, tus opiniones son valiosas y merecen ser escuchadas.

Usa «Yo» en lugar de «Tú»

Cuando expreses tus opiniones, evita acusar o culpar a los demás. En lugar de decir «Tú siempre estás equivocado», di «Yo creo que hay otra forma de verlo». Al usar el enfoque en primera persona, transmites tus pensamientos y sentimientos sin atacar a la otra persona. ¡Es un ganar-ganar!

Sé claro y directo

No andes con rodeos, ve directo al grano. Expresa tus ideas de manera clara y concisa para evitar malentendidos. Utiliza un lenguaje sencillo y evita las ambigüedades. ¡La claridad es la clave para una discusión efectiva!

Controla el tono de voz

El tono de voz es como la salsa de nuestras palabras. Asegúrate de que sea respetuoso y calmado. Evita los tonos agresivos o sarcásticos que pueden generar más tensión. Recuerda, queremos construir puentes, no muros.

No tengas miedo a decir «No»

Decir «no» no te convierte en un monstruo, al contrario, te permite establecer tus límites y defender tus derechos. Si no estás de acuerdo con algo, no temas expresarlo. ¡El «no» asertivo es tu súperpoder!

Escucha activamente

La asertividad no se trata solo de hablar, también se trata de escuchar. Presta atención a lo que la otra persona tiene que decir y demuéstrale que valoras su punto de vista. No interrumpas ni te prepares para responder, simplemente escucha y luego responde de manera asertiva.

Practica, practica, practica

Ser asertivo no sucede de la noche a la mañana. Requiere práctica y paciencia. No te desanimes si al principio te resulta difícil, sigue practicando y verás cómo mejora con el tiempo. ¡Recuerda, los superhéroes no se hacen en un día!

El valor de la escucha activa en la discusión

Prepárate para convertirte en un auténtico ninja de la escucha y llevar tus discusiones al siguiente nivel. ¡Acompáñame en esta aventura auditiva!

Silencia tus pensamientos

Cuando estés en una discusión, deja de lado esos pensamientos que te distraen. No pienses en qué vas a responder o en cómo ganar la discusión. En lugar de eso, céntrate en lo que la otra persona está diciendo. ¡Silencia tu mente y dale protagonismo a tus oídos!

Mantén el contacto visual

Mientras la otra persona habla, mantén contacto visual. No te distraigas mirando el teléfono o el paisaje. Demuéstrale a tu interlocutor que estás realmente interesado en lo que dice. ¡Un buen contacto visual es el lenguaje silencioso de la atención!

Haz preguntas inteligentes

Muestra tu interés y comprensión haciendo preguntas relevantes. No tengas miedo de pedir aclaraciones o ejemplos para entender mejor el punto de vista de la otra persona. Recuerda, ¡las preguntas son la clave maestra de la escucha activa!

Evita las interrupciones

No hay nada más molesto que ser interrumpido mientras se habla. Sé paciente y espera tu turno para hablar. Permítele a la otra persona que termine de expresar sus ideas antes de dar tu respuesta. ¡La paciencia es la madre de la escucha activa!

Valida las emociones

No solo escuches las palabras, presta atención a las emociones detrás de ellas. Valida los sentimientos de la otra persona y demuéstrale empatía. Un simple gesto o una palabra de comprensión pueden marcar la diferencia en una discusión. ¡Un poquito de empatía nunca viene mal!

Refleja y resume

Para mostrar que realmente estás escuchando, utiliza la técnica del reflejo y resumen. Repite de forma resumida lo que la otra persona ha dicho para confirmar tu comprensión. ¡Verás cómo se siente valorado y entendido!

Practica, practica, practica

La escucha activa es como un músculo que se fortalece con el entrenamiento. Practica en tus conversaciones diarias y observa cómo mejora tu habilidad para escuchar. ¡Recuerda que los mejores ninjas de la escucha no nacen, se hacen!

Conclusiones El arte y la ciencia de la discusión. Estrategias infalibles para convencer

¡Y así llegamos al final de nuestra apasionante aventura discutidora! Pero no te preocupes, porque las conclusiones están aquí para dejar todo bien atado. Así que, sin más preámbulos, aquí tienes las conclusiones más épicas y sabias sobre cómo mejorar nuestras discusiones. ¡Vamos a ello!

La forma en que discutimos importa

No podemos evitar las discusiones, pero sí podemos controlar cómo las abordamos. Aprender a discutir de manera constructiva y respetuosa es fundamental para mantener relaciones saludables en todos los ámbitos de nuestra vida.

Los niveles de discusión de Paul Graham

Siguiendo la sabiduría de Paul Graham, descubrimos que existen diferentes niveles de discusión, desde refutar el punto central hasta llegar al temible insulto. Conocer estos niveles nos ayuda a identificar nuestras propias tendencias y trabajar en mejorar nuestras habilidades de discusión.

La empatía como herramienta poderosa

La empatía es la clave para construir puentes en nuestras discusiones. Ponernos en el lugar del otro nos permite entender sus puntos de vista y encontrar soluciones comunes. ¡La empatía es como el superpoder de los discutidores profesionales!

La asertividad como arma secreta

Ser asertivo nos permite expresar nuestras ideas y opiniones de manera clara y directa, sin ser agresivos. La asertividad nos empodera y nos ayuda a defender nuestro criterio sin dañar la relación con los demás. ¡Un superpoder más en nuestra caja de herramientas discutidoras!

La escucha activa para el éxito

La escucha activa es una habilidad valiosa que nos permite comprender realmente lo que el otro está diciendo. Al escuchar activamente, mostramos interés y respeto, y abrimos las puertas a un diálogo constructivo y fructífero. ¡Escucha bien y cosecharás grandes recompensas!

Recuerda, ¡discute con sabiduría, construye puentes en lugar de muros y deja tu huella como el discutidor más genial que hay! ¡Adelante y que las discusiones te sean favorables! ¡Boom! 💥

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